¿Qué comían los celtíberos?

No es demasiado complicado conocer qué comían y bebían los pueblos celtas de la Península Ibérica ya que tanto las fuentes clásicas como la arqueología nos han dejado suficiente información como para poder establecer una idea bastante firme acerca de esta cuestión.

Los restos animales y vegetales de los yacimientos son pruebas palpables de lo que se producía y, por tanto, consumía, y además corroboran lo que algunos autores griegos y romanos nos cuentan sobre lo que observaron -o les contaron, en algunas ocasiones- al respecto, en especial Estrabón.

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De nuevo debemos percatarnos de las diferencias existentes entre las distintas tribus, pues aunque hay datos que podemos extrapolar a prácticamente todo el territorio celtibérico, hay matices que distinguen a unos pueblos de otros. Una tribu que habitaba en las montañas tendría unas bases alimenticias distintas de aquellos que vivían en la Meseta, puesto que los recursos disponibles no serían los mismos. No obstante, el pillaje a aldeas cercanas y también el comercio con otras zonas favorecería la diversificación de alimentos y bebidas.

Algunos datos de Estrabón

Estrabón nos habla de los pueblos de las montañas1 (galaicos, astures y cántabros) y dice que comían principalmente carne de macho cabrío y bellotas, de las cuales hacían harina para elaborar pan, y no usaban aceite sino manteca que obtendrían del cerdo. Bebían vino, aunque haciendo hincapié en su escasez, por lo que lo consumían en las grandes celebraciones. Esta bebida se haría más abundante con la presencia de los romanos, grandes amantes del vino.

Nos describe también cómo se organizaban a la hora de comer, sentándose a lo largo de bancos corridos por orden de jerarquía y edad, pasándose los alimentos de uno a otro, por lo que quizá no comían en platos con raciones individuales. El uso de cubiertos tal como los entendemos hoy día también está desechado; seguramente tomaban los alimentos ayudándose de puñales o cuchillos o con la mano y el pan de bellota.

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Menciona también música de flautas y tambores y danzas “mientras beben” (sic), de lo que se puede deducir que había un momento de la comida en el que tan sólo se dedicaban a beber, quizá tras acabarse los alimentos y llegar a un punto más festivo. Por último, habla del uso de barcas de cuero con las que recorrían estuarios y lagunas, seguramente también para pescar aunque Estrabón no lo menciona. 

Sí que habla en cambio de la abundancia en peces y moluscos del Tajo que recorría las tierras de lusitanos, vettones y carpetanos, y cuando menciona a las poblaciones célticas más meridionales resalta su supervivencia a través del pillaje a pesar de contar con ganadería. Esta precariedad puede verse reflejada cuando Estrabón nos dice que los lusitanos hacen una sola comida al día compuesta por ingredientes puros y sencillos2, mencionando en el siguiente apartado la carne de cabra, procedente con seguridad de los rebaños que compondrían la ganadería de la que hablaba antes y que provocaba que los lusitanos se lanzaran al pillaje de sus vecinos más prósperos. 

Diferencias entre zona íbera y zona céltica

En las cuestiones de la alimentación también se observan diferencias entre la zona céltica y la zona íbera3, pues como dice el propio Estrabón mientras que en ésta abundaban las higueras, los olivos y los viñedos, en el interior y en las montañas escaseaban debido al frío, mucho más intenso que el actual. En las tribus del norte de la Meseta se consumiría también carne de cerdo; dadas las abundantes esculturas de verracos existentes se puede asegurar que era una pieza importante de su alimentación. En la zona lusitana más occidental se han encontrado también restos de cerdo y jabalí. La forma de conservar tanto la carne como el pescado sería el salazón y aunque seguramente se consumía leche de oveja y cabra principalmente, se desconoce si conocían el proceso de fabricación del queso.

La bebida

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La bebida por excelencia parecía ser la caelia, algo parecido a la cerveza de la que tenemos constancia gracias a Floro4 y a Plinio5. Podría haber estado hecha de cebada o de trigo, aunque de éste último estaría hecha la cerea, otro tipo de bebida. La caelia, según Plinio, tenía abundante espuma que se consideraba muy nutritiva para la piel de las mujeres, y es este mismo autor quien nos deja información valiosa acerca de la elaboración de estas precursoras de la cerveza. 

Afirma que los pueblos celtibéricos se emborrachaban macerando cereales con un procedimiento que daba lugar a bebidas distintas pero de origen semejante que soportaban el envejecimiento6. Orosio7, aunque no fue contemporáneo a los pueblos celtibéricos, nos habla también de la fabricación y uso de la caelia por parte de los numantinos: la espiga de trigo humedecida se ponía a calentar para extraer el jugo que posteriormente se mezclaba con harina. El fermento le daba un sabor áspero y un “calor embriagador”. Fue tras beber esta caelia que los numantinos se lanzaron a la lucha con ferocidad.

Acerca del hidromiel nos habla Diodoro de Sicilia y la describe como una bebida compuesta por miel y vino8. La primera se obtenía de forma abundante en la Celtiberia y el segundo se conseguía a través del comercio costero. Se han encontrado restos en vasijas que confirman esta mezcla en el yacimiento vacceo de Las Ruedas (Valladolid). Unos pasajes antes dice que existía una costumbre que consistía en lavar los paneles de miel y beber el agua resultante. Plinio también habla de bebidas hechas a partir de miel o mezcladas con ésta9.

La miel aparece utilizada también como base para conservar frutas como zarzamoras y frambuesas en el yacimiento antes mencionado, en el castro de Campa Torres (Asturias) y en Pintia (Valladolid), por lo que se puede considerar que formaba parte importante de la alimentación de los pueblos celtibéricos. Apenas hay constancia de la explotación doméstica de paneles de abejas pero sí de la importación de miel desde zonas mediterráneas. 

(1) Estrabón (III, 3, 7)
(2) Estrabón (III, 3, 6)
(3) Estrabón (III, 4, 16)
(4) Floro (Epit. I, 34)
(5) Plinio (NH, XXII, 164)
(6) Plinio (NH, XIV, 149)
(7) Orosio (5, 7, 2-18)
(8) Diodoro de Sicilia (V, 34, 2)
(9) Plinio (NH, XXV, 84)

Celtica Hispana

Licenciada en Historia en la Universidad de Alcalá y dedicada desde hace años a los celtas de la Península Ibérica, emprendí esta aventura en forma de blog para dar a conocer a estos desconocidos que son los pueblos celtibéricos. Huyo de los mitos, busco el rigor histórico y muestro aquí los resultados de mis estudios e investigaciones contados de forma amena para que a nadie le dé pereza leer Historia.

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3 Respuestas

  1. Aliseda Mujerárbol dice:

    ¿Se ha probado a hacer «pan de bellotas» en alguna cosa experimental? ¿hay constancia de cómo resulta? Y si además fueran bellotas de roble, como en la ilustración… es que tengo dudas, porque no sé si hay bellota más incomible que esa. Pero pienso en otros tipos de «nuez» (¿avellano?) en incluso en interpretatio romanorum… Enlazo tu entrada en
    https://mycrann.wordpress.com

    • Celtica Hispana dice:

      ¡Hola Aliseda! Sé que hace un par de años un grupo de arqueólogos de Guadalajara hicieron el experimento completo usando molinos y hornos de la época. A ver si encuentro el link al artículo y lo incluyo en el post 🙂

  2. Santiago dice:

    Muy interesante, gracias por la aportación.
    Saludos cordiales.

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