La batalla del Mons Chaunus o Moncayo
La batalla del Moncayo o Mons Chaunus se refiere al enfrentamiento que tuvo Tiberio Sempronio Graco contra los celtíberos asentados a los pies de este monte. Se enmarca dentro del contexto de la Primera Guerra Celtíbera (181 – 179 a.C.) mediante la que Roma pretendía cohibir la expansión de los celtíberos por la Meseta y hacia el sur de la Península Ibérica.
Con este objetivo, Tiberio Sempronio Graco fue enviado a Hispania para liberar a la ciudad aliada de Caraues (la actual Magallón, Zaragoza), que se encontraba asediada por los celtíberos. En el año 179 a.C. se enfrentó a los celtíberos que habitaban a los pies del Moncayo resultando vencedor y dando fin así a la revuelta.
Graco aprovechó las victorias obtenidas contra los celtíberos para tratar de administrar sus territorios con más sentido común que sus antecesores. Fundó algunas ciudades para establecer a colonos y estableció la frontera entre la provincia Citerior y la Ulterior. Muchos le recordaron como uno de los mejores cónsules que había pasado por Hispania debido a la pacificación que hizo del territorio aunque, como veremos, todo es relativo.
Pero… ¿el Mons Chaunus es el Moncayo?
¿Podemos asegurar que el Mons Chaunus de las fuentes se refiera al Moncayo? En realidad no podemos confirmarlo aunque es algo que prácticamente dan por hecho varios investigadores.
Según los escritos, además, el Mons Chaunus estaba cerca de la ciudad de Caraues, aliada romana a la que fue a defender Graco, y vemos que Magallón, nombre actual del lugar, está próxima al Moncayo. Por último, el Mons Chaunus parecía tener la suficiente importancia como para tener un nombre propio y teniendo en cuenta que el Moncayo separaba de forma natural a arévacos y pelendones en esa época, parece lógico relacionarlos.
El Moncayo como lugar sagrado
En ocasiones se ha hablado del Moncayo como un lugar de culto para los celtíberos aunque la verdad es que no contamos con los suficientes testimonios como para confirmarlo. No hay nada escrito al respecto ni han aparecido inscripciones que lo confirmen con claridad.
Sin embargo, no es descabellado pensar que el Moncayo fuera un sitio sagrado ya que sabemos que varios pueblos celtibéricos tuvieron montes sagrados que después los romanos asimilaron a Júpiter o a Marte, es decir, que se relacionaban con la soberanía y con la guerra.
Sin ir más lejos, conocemos el Mons Tilenus de los astures, el Mons Dercetius de los berones y los Mons Vindius y Mons Medullius de los cántabros. Son montes que tuvieron una significación especial para quienes habitaban en las cercanías y de hecho, los cántabros escogieron montes para refugiarse cuando todo estaba perdido. ¿Pudo ser el Moncayo el monte sagrado de los celtíberos?
Por último, otro argumento a favor de la sacralidad del Moncayo es la existencia a sus pies del bosque de Beratón, asociado tradicionalmente con el famoso bosque sagrado mencionado por Marcial.
Consecuencias de la batalla del Mons Chaunus
Una vez finalizada la batalla del Mons Chaunus, Tiberio Sempronio Graco firmó la paz con los celtíberos en la que se ponían algunas condiciones:
- Las ciudades debían pagar un tributo anual
- Se hacía obligatorio prestar servicio militar en el ejército romano
- Se prohibía construir ciudades nuevas y amurallar las ya existentes
Precisamente fue este último epígrafe el que desencadenó en el año 154 a.C. la Segunda Guerra Celtibérica. La ciudad de Segeda decidió construir una muralla en torno a su ciudad y al ser recriminada por Roma, arguyó que lo que se prohibía era construir ciudades con murallas y no murallas nuevas. ¿Un malentendido o picardía por parte de los segedanos?
En cualquier caso, Roma acudió a Segeda y sus habitantes huyeron hasta Numancia para pedir refugio a sus vecinos arévacos. Pero ésa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión 😉
Bibliografía
CEBRIÁN, JUAN ANTONIO (2004) La aventura de los romanos en Hispania. Ed. La Esfera de los Libros.
VILATELA PÉREZ, LUCIANO (1992) «Cuestiones de Historia Antigua y toponimia turiasonense: la Batalla del Moncayo (179 a.C:») en Encuentro nacional de estudios sobre el Moncayo II. Tomo I, pp. 9 – 20