La diosa Epona

La diosa Epona es una divinidad de origen celta que recibió culto también en la Península Ibérica. Estaba relacionada directamente con el caballo y su importancia llegó a ser tanta que se convirtió en la única divinidad indígena en tener su propio festival oficial en Roma, celebrado el 18 de diciembre.

Las representaciones más importantes de esta diosa que se han encontrado en la Península Ibérica se hallaron en Sigüenza (Guadalajara) y en Lara de los Infantes (Burgos), a las que habría que añadir otras dos encontradas en la provincia de Álava y en Andújar (Jaén).

Etimología

Olivares Pedreño propone la siguiente etimología para Epona en su libro «Los dioses de la Hispania Céltica»:

Ekwo- (indoeuropeo) Epo- (galo) Hippos (griego) Equus (latin)

Todas estas palabras tienen el mismo significado: caballo.

Simbología de Epona

Partiendo de la base de que la diosa Epona está directamente relacionada con los caballos, se deduce que su simbolismo estaba obviamente asociado a estos animales pero también a lo que representaban en su momento. Los caballos siempre han sido considerados un elemento de prestigio por lo que se podría intuir que Epona tenía también una relación directa con la soberanía, no en vano se han encontrado inscripciones en las que se le otorga el epíteto de Regina.

Epona es la única diosa céltica con perfil soberano

Hay que recordar además que, en Irlanda, el caballo estaba vinculado con los reyes. Para la consagración de los mismos, el monarca debía copular con una yegua que después se sacrificaba y se consumía. Es decir, el rey obtenía la legitimación de su soberanía a través del caballo.

Sin embargo, el caballo también es un animal psicopompo, es decir, que acompaña a los difuntos en su viaje al Más Allá. Epona se convierte así en una diosa protectora de las almas de los muertos, teoría que se refuerza al haber aparecido su figura en nichos y estelas funerarias.

Altar a Epona de Lara de los Infantes (Burgos)

Altar a Epona de Lara de los Infantes (Burgos)

Por otro lado, junto a la figura de Epona han aparecido páteras y cuernos de la abundancia, lo que la relaciona con la fertilidad y la abundancia. Algunos autores han visto en esta asociación una posible relación entre Epona y las Matres, como si Epona fuera una especie de «Matre psicompompa».

Por último, Epona sería también la protectora del hogar, de la familia y de los animales domésticos. Además, los oficiales romanos de caballería la veneraban para que mantuviera a salvo a los caballos y a sus jinetes.

Epona y el caballo en la Península Ibérica

El caballo ha tenido una gran importancia entre los habitantes celtas de la Península Ibérica. Uno de los hechos más demostrativos de esto es que los caballos eran requeridos como tributo por los romanos y viceversa, es decir, que los romanos los regalaban a los habitantes celtibéricos tal como hicieron Aníbal, Escipión el Africano o Sertorio. Además, existía un cuerpo auxiliar de caballería vettona en el ejército romano desplegado en Britania, el Ala Hispanorum Vettonum Civium Romanorum.

Altar a Epona en Andújar (Jaén)

En la Península encontramos además un pequeño atisbo de mito en relación con los caballos, pues Plinio y Silio Itálico decían que las yeguas lusitanas «…eran fecundadas por el viento…» haciendo alusión a su fuerza y a su velocidad.

Epona aparece representada con ropajes largos y un manto o diadema sobre la cabeza

Además, eran los equites, es decir, los guerreros aristócratas montados a caballo, quienes tenían voz y voz al margen de la asamblea de hombres libres y el senado compuesto por los ancianos y sabios. Esta señal de poder se refleja muy bien en el conocido bastón de mando de Numancia cuyo mango es precisamente un jinete montado a caballo.

La expansión del culto a Epona se desarrolló desde la región celtibérica hacia el oeste y también hacia el norte y hacia el sur, como se ve en las inscripciones que se han encontrado en la Península Ibérica.

Bibliografía

BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J.M. (1995) Diccionario de las Religiones prerromanas de Hispania. Ediciones Istmo

GREEN, M.J. (1995) Mitos Celtas. Ediciones Akal.

HERNÁNDEZ GARCÍA, L. (2011) «La diosa Epona en la Península Ibérica. Una revisión crítica» en Hispania Antiqua, nº 35, pp. 247-260

OLIVARES PEDREÑO, J. C. (2002) Los Dioses de la Hispania Céltica, Real Academia de la Historia

SOPEÑA GENZOR, G. (1987) Dioses, ética y ritos: aproximación para una comprensión de la religiosidad en los pueblos celtibéricos, Prensas de la Universidad de Zaragoza


Para concluir este artículo, os dejo con la canción «Epona» del grupo suizo Eleveutie

Celtica Hispana

Licenciada en Historia en la Universidad de Alcalá y dedicada desde hace años a los celtas de la Península Ibérica, emprendí esta aventura en forma de blog para dar a conocer a estos desconocidos que son los pueblos celtibéricos. Huyo de los mitos, busco el rigor histórico y muestro aquí los resultados de mis estudios e investigaciones contados de forma amena para que a nadie le dé pereza leer Historia.

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6 Respuestas

  1. Francisco Rueda dice:

    Gracias por este trabajo que nos acerca a esta Diosa.

  2. Francisco Rueda dice:

    Gracias por este trabajo que nos da a conocer a esta Diosa.

  3. Muy interesante el artículo, sobretodo las referencias que se mencionan de hallazgos que evidencian el culto a esta diosa.

  4. Cormac dice:

    Siempre pensé q Epona era gala, introducida en la peninsula por los galos o tal vez los romanos q la incorporaron en su panteón,posiblemente lo leí en algún libro de historia q no recuerdo,tel vez fuera al revés,veo muchas similitudes con la Macha irlandesa

  5. Jose dice:

    Hola.

    Llevo un rato leyendo articulos de este blog. Está muy entretenido.

    Quería comentar que hace un tiempo leí algo sobre la explicación de esa leyenda de los lusitanos sobre yeguas preñadas por el viento.
    Según explicaban esas podrían sufrir una infección bacteriana( no recuerdo el nombre de la bacteria) que, en algunos casos, podría provocar la gestación de un óvulo, siendo éste un clon de la madre. Pero inviable. En el caso que llegara a dar a luz ese potrillo moría al poco tiempo.

    Sin embargo eso llamó la atención de los pastores lusitanos y así se generó la leyenda sobre yeguas preñadas sin que interviniese un macho.
    Creo que a los potrillos los llamaban «hijos del viento»

    • Celtica Hispana dice:

      ¡Hola, José!

      Muchas gracias por pasar un ratito leyendo el blog 🙂

      Sobre lo que cuentas es superinteresante, no lo había oído nunca. Voy a buscar el estudio para agregarlo al post.

      ¡Un saludo!

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