La espada de antenas
El origen de la espada de antenas
La espada de antenas es el arma más característica de los pueblos celtas de la Península Ibérica. Según Fernando Quesada, la espada gala de La Tène I es el origen de la característica espada de antenas, adoptada después por los romanos como gladius hispaniensis como nos cuenta Polibio:
«Los celtíberos sobresalen en mucho entre los demás pueblos en la fabricación de espadas. Sus espadas tienen en efecto una punta resistente y un tajo cortante por los dos lados. Por lo cual los romanos desde los tiempos de Aníbal abandonaron las espadas de sus antepasados cambiándolas por las de los iberos. Pero si pudieron imitar la forma, nunca lograron alcanzar la calidad del hierro y la perfección de la factura»
Las modificaciones que se hicieron, especialmente en cuanto a la longitud y el sistema de suspensión, hicieron que surgiera un nuevo modelo de espada más allá de ser una adaptación.
La robustez de la hoja y su doble filo fueron las características más señaladas de la espada de antenas, pues la hacía muy resistente y letal durante el combate o cuanto menos, más que los modelos galos1. Este tipo de espada adquiere su nombre por una pieza en forma de arco rematada por dos pequeños casquillos con forma de seta que parecen dos antenas que brotan de la empuñadura. Estas antenas garantizaban un agarre firme al bloquear la mano entre esta pieza y la cruceta.
Tipos de espadas de antenas
Existen varios tipos de espadas de antenas en base a la morfología (antenas semicirculares, antenas cortas, antenas atrofiadas…), coincidiendo todas en la nervadura de la hoja, el doble filo y en la punta triangular afilada que las hacían óptimas para golpes de tajo y de punta. Los sistemas de suspensión usados se basaban en una armadura metálica que cubría el revestimiento de cuero en el que iba encajada la espada; a su vez, esta vaina tenía anillas a través de las que se pasarían cintas con las que colgar el arma de la cintura.
En ocasiones, estas fundas presentan también un pequeño departamento para guardar un puñal. Antes de eso, en el siglo IV a.C., aparecen algunas espadas con tiras de cuero a modo de correas sobre el pecho para llevar el arma colgada de la espalda. El origen es mediterráneo, de donde pasó a la zona íbera y de ahí, a la céltica, aunque desapareció poco tiempo después en favor del sistema de suspensión mencionado unas líneas más arriba.
¿Cómo se fabricaba la espada de antenas?
La factura de las espadas se caracterizaba por un hierro de excelente calidad admirado por todos los pueblos que llegaron a la Península Ibérica según las fuentes clásicas. Además, la combinación del fuego y el agua en el proceso de elaboración junto con la pericia de los forjadores sumaban calidad a estas piezas.
Diodoro2 nos ha dejado un testimonio del modo en el que fabricaban no solamente estas espadas sino también otras armas:
«…Tienen un modo muy particular de preparar las armas … meten bajo tierra las láminas de hierro y allí permanecen hasta que, con el tiempo, la parte más débil del hierro, consumida por la 92 herrumbre, se separa de la parte más dura; de ésta sacan magníficas espadas y otros instrumentos guerreros. No hay espada, ni casco, ni hueso que resista a su golpe; hasta tal punto es de extraordinaria la excelencia del hierro»
Otro testimonio nos lo ofrece Philón3 al hablar de las espadas celtíberas:
«…para probarlas, agarraban con la derecha la empuñadura y con la otra mano la punta, colocaban luego la hoja transversal sobre la cabeza, tiraban luego para abajo de ambas extremidades hasta que se tocaban con los hombros, y luego las soltaban. La hoja permanecía recta, aunque esta prueba se repitiera varias veces. Esta flexibilidad se debía a que el hierro era muy puro y estaba bien trabajado al fuego…».
Pero no solamente los celtíberos eran grandes herreros. La arqueología nos ha proporcionado vestigios de armas que demuestran que vettones, lusitanos, carpetanos o vacceos disponían también de elaboradas técnicas metalúrgicas que se ganaron la admiración de los romanos.
Encontramos decoración muy variada en las espadas, en concreto en los pomos y también en algunas vainas que se han encontrado, lo que indica el interés en personalizar las armas y seguramente, en mostrar el nivel social de quien las poseía. Estos ornamentos solían ser formas geométricas como nudos, espirales, combinaciones de líneas rectas, etc que en ocasiones también se extendían hacia las vainas.
(1) Polibio (II,30,8 y II, 33)
(2) Diodoro (5, 33, 3-4)
(3) Mechaniké Syntaxis IV-V
Imágenes cortesía de Javier Solé de Ancient Forge
BIBLIOGRAFÍA
BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J.M., (1990), Estudio del armamento prerromano en la Península Ibérica a través de las fuentes y las representaciones plásticas en Hispania Antiqua 14, pp. 91-115
GARCIA JIMENEZ, G. (2006) Las primeras producciones de antenas de la Meseta. Patrones de influencia y desarrollo morfológico de las espadas de tipo Echauri/Quesada II en Gladius XXVI, pp. 19-60
LORRIO ALVARADO, A. (2005) Los celtíberos, Universidad de Alicante
SALINAS DE FRÍAS, M. (2010) Sobre algunos textos clásicos referentes a la caballería de los celtíberos y al simbolismo de sus armas en Gladius XXX, pp. 137-154
SÁNCHEZ MORENO, E. (2003) Ajuar guerrero celtibérico de Aguilar de Anguita (Guadalajara) en Las armas: defensa, prestigio y poder, Museo Arqueológico Nacional de Madrid
Me ha encantado el post. Y no solo eso, también me ha venido muy bien para la novela que estoy haciendo.
¡Seguid así, lo estáis haciendo genial!
Muchas gracias, David 🙂