El solsticio de invierno
El solsticio de invierno y la arqueología
En la Península Ibérica conocemos la importancia y observación de los movimientos astrológicos del solsticio de invierno en santuarios al aire libre como los de Campo Lameiro (Pontevedra) o Segeda (Zaragoza), lo que puede indicar que de un modo u otro, los pueblos celtas de la Península Ibérica los celebraban o, cuanto menos, les concedían bastante importancia. Los petroglifos de Campo Lameiro muestran ciervos rodeados de soles y lunas, claro indicador astrológico, además de que el número de muescas en las cornamentas apuntan también a una medición lunisolar del tiempo.

Ciervo de Campo Lameiro
(imagen www.farodevigo.es)
Concretamente los petroglifos en Laxe dos Carballos apuntan al suroeste. En la época en que fueron tallados, los rayos de sol del amanecer del solsticio de invierno -el nacimiento del Sol- pasaban entre dos rocas precisamente al suroeste en las que se ha descubierto la palabra “DIVI”. En las colinas que rodean los petroglifos de Rotea de Mendos, también en la zona, y precisamente alrededor del lugar donde aparece uno de estos ciervos inciden los primeros rayos solares del solsticio de invierno.
En el yacimiento de Segeda se observa una piedra angular desde la que contemplar no sólo el solsticio de verano y los equinoccios de primavera y otoño según su alineación, sino también la Parada Mayor de la Luna durante el solsticio de invierno, tema que nos ocupa. Este movimiento astrológico se denomina Ciclo de Metón y se produce cada 19 años, siendo usado desde hace siglos para la confección de calendarios lunisolares.

Plataforma de Segeda
(imagen de www.planetariocosmobriga.es)
El solsticio de invierno y Baelisto
Seguramente el solsticio de invierno estaba dedicado a Baelisto, que vendría a ser el equivalente al Bel irlandés y al Belenos galo. Haciendo uso de la etimología vemos la raíz “Bel-”, “brillante”, junto con la terminación “-sto”, “el que más”, de donde se deduce que su nombre viene a significar “el más brillante, el que más brilla”, esto es, el Sol.
Baelisto como símbolo del sol, de la luz, seguramente también del fuego, se mostraría como un dios purificador que renacería en el solsticio, cuando la luz del sol gana terreno a las horas nocturnas, y es probable que se hiciera una observación de este renacimiento quizá con un rito al amanecer en el que se le daría la bienvenida y que se efectuaría en santuarios concretos desde los que observar los rayos del sol y su incidencia en lugares precisos, como hemos explicado en el párrafo anterior. Aún lo desconocemos, pero no es descabellado pensar que podían existir otros santuarios u observatorios como los de Campo Lameiro y Segeda en otras localidades de influencia celta de la Península Ibérica.
El solsticio y las fiestas populares
Como reminiscencia de estas fiestas encontramos algunas celebraciones en pueblos como por ejemplo en Tamurejo (Badajoz), en el que tras la Misa del Gallo se celebra la Procesión de las Gavillas. Los habitantes del pueblo fabrican gavillas con palos secos de gamonita y las unen formando una gran antorcha hasta que llegan a la plaza seguidos por música de flautas y tambores y hacen con ellas una hoguera que luego los jóvenes del lugar saltan. El uso del fuego y la luz para celebrar el nacimiento de Jesús nos retrotrae fácilmente 25 siglos atrás en los que en esa misma zona (entonces de ámbito lusitano-vettón) se encendieran antorchas y hogueras para dar la bienvenida a Baelisto.

Procesión de las Gavillas en Tamurejo, Badajoz
(imagen de http://fiestasytradiciones.bligoo.es/)
Bibliografía
BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J.M. (1995) Diccionario de las Religiones prerromanas de Hispania. Ediciones Istmo
BOUZAS SIERRA, A., (2009), Aportaciones para una reinterpretación astronómica de Santiago de Compostela en Anuario Brigantino nº 32, pp. 47 – 92
BURILLO MOZOTA, F. (2009), Estudio arqueoastronómico de la plataforma monumental de Segeda I en VIII Congreso Ibérico de Arqueometría, Sesión Arqueoastronomía, pp. 287 – 292
GARCÍA QUINTELA, M., (2004), Los «santuarios» de Galicia en la Edad del Hierro: «A Ferradura», Orense, como ejemplo, en Saturnia Tellus: definizioni dello spazio consacrato in ambiente etrusco, italico, fenicio-púnico, ibérico y céltico, pp. 527 – 546
GARCÍA QUINTELA, M. (2006) Solar cycle and landscape: defining a Celtic pattern en Anthropology of the Indo-European world and material culture: proceedings of the 5th Internacional Colloquium of Anthropology of the Indo-European World and Comparative Mythology, pp. 83-109
GARCIA QUINTELA, M. et alii (2008) Calendrial deer, time-reckoning and landscape in Iron Age North-West Spain en Astronomy and Cosmology in folk traditions and cultural heritage, pp. 66-70
En el Sistema Ibérico turolense, esta costumbre, se ha desplazado un pelin del solsticio y coincide con la fiesta de San Antón (17 de Enero), supongo por alguna ley católica, se hacen hogueras en la plazas donde se reúnen los vecinos, se canta y naturalmente, se come…
¡Hola Diego!
Muchas gracias por el dato, me alegra saber de que aún permanecen esas costumbres aunque con el toque posterior del catolicismo :). Eso de reunirnos, cantar y comer siempre ha sido muy nuestro, jajaja
¡Saludos!
En la zona de Calatayud hay mucha toponimia vasca (¿ iberica o similar ? ). Por ahi andaba la tribu de los Belos (Segueda)….O sea que podria ser zona iberica y luego celtizada…¿ Seria entonces un santuario iberico el de Seguda = tradicion iberica ?