El mar y los pueblos del Norte peninsular

Es indudable pensar que para galaicos, astures y cántabros el mar tenía una enorme importancia como mínimo desde el punto de vista económico al proceder de él el pescado y el marisco que formaba gran parte de su subsistencia. Conocemos muchos castros costeros en el norte de la Península Ibérica para cuyos habitantes el mar formaba parte de su vida cotidiana y no sólo por el hecho de que les proporcionaba comida sino porque seguramente también tenía implicaciones religiosas. De la misma manera en que se rendía culto a ciertos animales por sus características -y, casi con toda certeza, por tratarse de animales básicos en su alimentación- y de la misma manera en que se apelaba a divinidades de la fertilidad y se celebraban las cosechas, es más que probable que existieran ritos propiciatorios de la pesca, dioses de mar, criaturas marinas y todo un complejo religioso alrededor de este elemento.

Casa astur reconstruida en el Castro de Noega con el mar al fondo (imagen www.historiadeasturias.com)

Casa astur reconstruida en el Castro de Noega con el mar al fondo (imagen www.historiadeasturias.com)

Sin embargo, es tan escasa la información que podemos recoger al respecto que resulta llamativo. ¿Por qué conocemos variados teónimos relacionados con la muerte, con la guerra y con la fertilidad pero hasta el momento no se ha hallado ninguno que tenga que ver con el mar? ¿Por qué todo lo relativo al mar se rodea de nieblas de incertidumbre, de misterios, de leyendas que se pierden en los tiempos y para las que no podemos encontrar evidencias arqueológicas con las que confirmar aquello de lo que hablan? Ni siquiera se puede asegurar que la famosa leyenda de Bréogan y los hijos de Mil Espáine conquistando Irlanda tenga algún viso de realidad, quedando como una teoría al aire, quizá en el límite que separa el mito de la Historia.

El mar y la economía

La arqueología aún tiene mucho que contarnos al respecto aunque sí hay algunos datos que sabemos acerca de la relación de estos pueblos costeros con el mar. Se han hallado concheros en algunos castros, evidencia del consumo de marisco que además encontramos también en las fuentes escritas. Marcial, en sus Epígramas, alaba el marisco y los peces de las costas gallegas(1):

[…]¿Acaso crees tú preferible coger en el litoral laurentino ranas cenagosas o pescar finas agujas, que devolver a sus acantilados al salmonete, que pareciere que no había llegado a las tres libras, o tomar en la cena como tu mejor plato insípidas almejas o los crustáceos a los que cubre la ligera concha con una túnica lisa, mejor que las ostras, que no envidian nada a las conchas de Bayas, que se comen los siervos sin que se lo prohíba el señor?. […] allí las redes acabadas de sacar de lo hondo con una carga de peces, retendrán todavía húmedas a mis liebres. […] ¡Si tienes algún encargo para las costas del Océano de España…

Este marisqueo se cree que sería tarea principalmente de mujeres, niños y ancianos al no entrañar tantos riesgos como la pesca, labor destinada a los hombres. La pesca se hacía bien desde la costa lanzando anzuelos o bien muy cerca de la misma mediante redes; no se cree que existiera pesca en alta mar en base a los restos de peces encontrados. De hecho, las embarcaciones eran rudimentarias, fabricadas con cuero y troncos de madera en el mejor de los casos, tal como dice Estrabón (2), quizá demasiado frágiles para el mar Cantábrico y el océano Atlántico. Los restos de una ballena junto al castro de Noega o de Campa Torres, en Gijón, Asturias, han hecho pensar en la posibilidad de pesca mar adentro pero al ser este hallazgo una excepción, la teoría principal es que se trató de una ballena varada que fue aprovechada por los habitantes del castro.

El mar y la religión

Neptuno prerromano de Castro Urdiales

Neptuno prerromano de Castro Urdiales

¿Qué sabemos en cuanto a la religión y el mar? Por desgracia no demasiado. En Castro Urdiales (Cantabria) se encontró una figura que parece representar a un Neptuno indígena, un joven imberbe que porta un collar en forma de media luna y en cuyas manos sostiene lo que se ha interpretado como un delfín y un tridente. El aspecto joven de la estatua ha hecho que algunos investigadores rechacen su sincretización con Neptuno, quien siempre fue representado como un hombre adulto con barba espesa, pero precisamente pudo ser esa asimilación con un dios indígena la que haga que su aspecto varíe respecto al del dios romano. Una tercera teoría sugiere que al estar los cántabros más afianzados en las montañas, no tendrían un dios del mar y esa figura podría representar a Apolo y no a Neptuno.

Existe una divinidad en el Monte do Facho, en Cangas, Galicia, que ha sido identificada como un dios relacionado con el mar. Se trata de Berobreo y se le dedicó un santuario al que acudían aquellos que querían pedir salud. Este santuario consistía en un edificio de paredes de barro y techo de paja alrededor del cual se encontraban decenas de aras votivas dedicadas a Berobreo, muchas de las cuales fueron destruidas en la época de Augusto. El hecho de que la mayoría de estos altares se sitúen mirando hacia el mar hace pensar a algunos investigadores en la relación de Berobreo con el mar como elemento de tránsito al Inframundo y por ende, con la muerte. En este sentido y aludiendo a las peticiones para la salud que he mencionado antes, Berobreo podría ser semejante a Endovélico y también ha sido comparado con Don Dorcha, el dios irlandés que habita bajo el mar, en el reino de los muertos.

El mar y el folklore

Aquí se acaban las evidencias arqueológicas acerca de dioses marinos que, además de ser escasas,  tampoco nos proporcionan una información concreta y segura, dejándonos en un mar de hipótesis aún por terminar de demostrar. Nos queda un último recurso, sin embargo, que aunque tiene cierta dosis de incertidumbre, puede despejar un poco el panorama de esta temática. Me refiero al folklore del norte peninsular y su posible herencia de tiempos prerromanos y también a las actuales tradiciones cristianas. En cuanto al folklore tenemos leyendas como la de la Sirenuca, en Cantabria, según la cual una muchacha que mariscaba en los acantilados de Castro Urdiales se convirtió en sirena por una maldición de su madre y desde entonces canta para avisar a los navegantes del peligro de los acantilados. Nótese que la leyenda surge en el lugar en el que aparece la figura del supuesto Neptuno indígena.
La Sirenuca (imagen http://conlamenteabierta.wordpress.com)

La Sirenuca (imagen http://conlamenteabierta.wordpress.com)

Respecto a tradiciones cristianas, destacar la leyenda de la Virgen de la Barca que se apareció para rescatar a unos pescadores que se hallaban perdidos en mitad de una tormenta en el mar un 15 de agosto. ¿Una posible reminiscencia de una diosa del mar o una sustitución de la diosa acuática Nabia -cuyo nombre se puede traducir como «la barquera»- por la Virgen? En Muxía también existe un santuario dedicado a otra Virgen de la Barca, que surgió del mar en una barca de piedra para dar ánimos al apóstol Santiago y cuyo alrededor se encuentra rodeado de piedras que se supone pertenecen a esa barca y se les adjudican propiedades curativas. Por último, en Deva, Asturias, existe un santuario dedicado a la Virgen de la Peña de Francia. Recordemos que Deva era una divinidad prerromana relacionada también con las aguas.

En fin, esto es lo que actualmente se puede dirimir acerca de la relación de los pueblos del norte peninsular con el mar que tenga una mínima base histórica y arqueológica. Habrá que confiar en que el futuro nos traiga nuevos descubrimientos con los que poder saber más acerca de una faceta que hoy por hoy, apenas es conocida.

(1) Marcial, Epígramas, X, 37
(2) Estrabón, Geografía de Iberia, III, 3-8

Bibliografía

FERNÁNDEZ CASANOVA, C. (1998), Historia da pesca en Galicia, Universidad Santiago de Compostela
GONZÁLEZ GÓMEZ, E. (2011), Marisqueo, pesca y forja en el Castro de Punta Atalaia (San Cibrao, Lugo) en Férvedes: Revista de Investigación, nº 7, pp. 17-26
KOCH, M. (2005), El santuario dedicado a Berobreo en el Monte do Facho (Cangas, Galicia) en Paleohispanica nº 5, pp. 823-836
OJEDA SAN MIGUEL, R. (2006), Pescadores de Castro Urdiales: precedentes, mundo medieval, grandes pesquerías atlánticas y ballenas en Itsas memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, pp. 653-676
TORRES MARTÍNEZ, J. (2011), El Cantábrico en la Edad del Hierro: medioambiente, territorio, economía y sociedad, Real Academia de la Historia

Celtica Hispana

Licenciada en Historia en la Universidad de Alcalá y dedicada desde hace años a los celtas de la Península Ibérica, emprendí esta aventura en forma de blog para dar a conocer a estos desconocidos que son los pueblos celtibéricos. Huyo de los mitos, busco el rigor histórico y muestro aquí los resultados de mis estudios e investigaciones contados de forma amena para que a nadie le dé pereza leer Historia.

También te podría gustar...

3 Respuestas

    • Corvus Bruxo dice:

      Curiosamente, el único castro que llegué a visitar fue el de Noega. Y no me cabe duda que el mar era importante: está situado de formas similares a cualquier santuario de piedras, montañas, etc., siendo el castro prácticamente el castro y su entrada en un desierto marítimo, y con una distribución a «miradores» que podrían ser áreas rituales tranquilamente.

      • Celtica Hispana dice:

        ¡Hola Corvus!

        Así es, muchas veces prestando atención a la situación y el entorno se pueden intuir cosas como la que dices :). De la misma forma en que un bosque podía ser considerado una zona sagrada, con el mar podría suceder tres cuartos de lo mismo.

        ¡Un saludo!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *