Desperta Ferro «Arqueología e Historia» nº 36: «La romanización de Hispania»
El proceso de romanización en Hispania no se llevó a cabo a golpe de conquista sin más. Es una visión que aún tiene mucha gente y de la que hay que desprenderse ya que estos romanticismos, como he mencionado más de una vez en este blog, al final solo consiguen falsear los hechos tal como los conocemos.
Por eso me ha sorprendido gratamente este número de Desperta Ferro aunque, ¿qué otra cosa cabía esperar de ellos? 🙂
En esta revista encontraremos distintos artículos que abordan los cambios que conllevó la romanización y cómo esta avanzó despacio pero sin pausa por Hispania. Aspectos como la lengua, el comercio o la ciudadanía son analizados por expertos para que comprendamos cómo los habitantes de Hispania se convirtieron, finalmente, en romanos.
Todos los caminos conducen a Roma: Hispania y la romanización
Comenzamos este número hablando de cómo todo lo que consiguió la maquinaria militar de Roma pudo conservarse después más allá de la fuerza bruta. Veremos los procesos por los que las instituciones, la sociedad, la religión y otros aspectos pudieron ir penetrando poco a poco en aquellos lugares por donde Roma había pasado.
Entender estas circunstancias nos ayudará a entender también cómo se llevó a cabo la romanización de Hispania.
Colonias y municipios. La cuestión de la ciudadanía
Los territorios por los que pasó Roma vieron la alteración de sus territorios, la reorganización de sus esquemas sociales, la llegada de nuevos habitantes a sus ciudades… Sin embargo, toda esta transformación de las ciudades de Hispania tras la llegada de Roma se regía bajo un mismo concepto: la ciudadanía.
En este artículo veremos la importancia que tuvo la ciudadanía romana en los cambios que se produjeron en Hispania y en la aparición de las primeras colonias y municipios.
El latín y la desaparición de las lenguas paleohispánicas
En la Península Ibérica se hablaban diversas lenguas celtibéricas e íberas a la llegada de los romanos, lenguas que, hoy en día, apenas se han podido descifrar (pese a lo cual siguen saliendo «iluminados» en las redes sociales que afirman haberlo hecho y que juegan a confundir a la gente con teorías de lo más particular al respecto).
El proceso de romanización hizo que, en apenas dos siglos, estas lenguas apenas se usaban ya para pasar a desaparecer por completo en el siglo IV d.C., con excepción del vasco.
El vector comercial. Hispania en el Mare Nostrum
Por supuesto, no podemos dejar de lado el comercio en todo este proceso de romanización. Los numerosos recursos naturales de Hispania fueron objetivo de varios pueblos y Roma no fue una excepción. Los romanos explotaron Hispania que, durante los primeros siglos de nuestra era, vio llegar la agricultura intensiva y la explotación minera como forma de aprovechar aún más sus recursos.
Todo este nuevo modelo económico supuso también novedades en cuanto a la organización social y de las ciudades que tuvo su incidencia en cuanto a la romanización.
Los pobladores de Hispania. Identidad y transformación
¿Qué pasó con los habitantes de Hispania en todo este proceso? Ya con la llegada de los cartagineses las identidades locales, en especial al sur de la península, habían empezado a sufrir algunas transformaciones. Sin embargo, fue la influencia de los romanos lo que hizo que todas estas identidades desaparecieran o cambiaran radicalmente a una velocidad vertiginosa.
Marcial. Un celtíbero entre Bilbilis y Roma
Mediante los escritos y reflexiones de Marcial, este autor nacido en tierras hispanas, podemos comprender cómo el sentimiento de ser romano abarcaba todos los territorios bajo la órbita de Roma. Sin embargo, también nos ayudará a ver la supervivencia de cierto orgullo local así como las diferencias que existían entre los romanos «de Roma» y los romanos que habían adquirido la ciudadanía de otra forma.
Élites hispánicas y poder en Roma. Del fin de la República al advenimiento de la dinastía Antonina
En las primeras décadas de nuestra era se configuró una élite hispanorromana procedente tanto de itálicos llegados a tierras hispanas como de aristócratas locales. De aquí surgieron las élites provinciales que se encargaron de gobernar las ciudades y supusieron una nueva oportunidad de ascenso social, además de afectar también a los procesos de cambio social que hubo en los distintos municipios y colonias.